Los milagros de Jesús son eventos extraordinarios y sobrenaturales narrados en los Evangelios del Nuevo Testamento, realizados por Jesús durante su vida terrenal. Estos milagros incluyen actos de sanación, exorcismos, resurrección de los muertos, control sobre la naturaleza, y provisión milagrosa de alimentos. Los milagros no solo demuestran su divinidad y poder, sino también su compasión y amor por la humanidad, validando su mensaje y misión de redención. En el contexto cristiano, los milagros de Jesús son vistos como señales del Reino de Dios y de su papel como el Mesías.
La transformación del agua en vino (Juan 2:1-11)
En una boda en Caná de Galilea, se acabó el vino. María, la madre de Jesús, le informó del problema. Jesús pidió a los sirvientes que llenaran seis tinajas de piedra con agua y, al servirla, el agua se había convertido en un vino de excelente calidad. Este fue el primer milagro público de Jesús.
Sanación del hijo del oficial Romano (Juan 4:46-54)
Un oficial real de Cafarnaúm acudió a Jesús en Caná y le suplicó que sanara a su hijo enfermo. Jesús le dijo que regresara a casa porque su hijo viviría. Al regresar, el oficial descubrió que su hijo se había sanado en el momento exacto en que Jesús habló.
Pesca milagrosa (Lucas 5:1-11)
Después de una noche infructuosa, Jesús pidió a Pedro que echara las redes nuevamente. Increíblemente, las redes se llenaron de tantos peces que comenzaron a romperse y se necesitaron otras barcas para ayudar a recoger la pesca.
Expulsión de un demonio en la sinagoga de Cafarnaúm (Marcos 1:23-28)
Un hombre poseído por un espíritu maligno interrumpió a Jesús mientras enseñaba en la sinagoga. Jesús ordenó al espíritu inmundo que saliera del hombre, y el espíritu obedeció inmediatamente, dejando al hombre sano.
Sanación de la suegra de Pedro (Marcos 1:29-31): Al llegar a la casa de Pedro, Jesús encontró a la suegra de este enferma con fiebre. Jesús la tomó de la mano, la fiebre la dejó y ella comenzó a servirles.
Sanación de un leproso (Marcos 1:40-45): Un hombre con lepra se acercó a Jesús y le suplicó que lo sanara. Jesús, movido por la compasión, extendió la mano, lo tocó y dijo "Quiero. Sé limpio". Al instante, el hombre fue sanado.
Sanación del paralítico de Cafarnaúm (Marcos 2:1-12): Un paralítico fue bajado por un agujero en el techo de la casa donde Jesús estaba enseñando. Jesús primero perdonó los pecados del hombre, lo que causó controversia entre los fariseos, y luego le dijo que se levantara, tomara su camilla y se fuera a casa. El hombre fue sanado inmediatamente.
Sanación del hombre con la mano seca (Marcos 3:1-6): En la sinagoga, Jesús encontró a un hombre con una mano seca y lo sanó, a pesar de que era el día de reposo, lo que provocó la ira de los fariseos.
Sanación del siervo del centurión (Mateo 8:5-13): Un centurión romano pidió a Jesús que sanara a su siervo enfermo. Jesús, admirado por la fe del centurión, sanó al siervo a distancia.
Resurrección del hijo de la viuda de Naín (Lucas 7:11-17): En la ciudad de Naín, Jesús encontró una procesión fúnebre. Movido por la compasión, tocó el féretro y ordenó al joven muerto que se levantara. El joven revivió y fue devuelto a su madre.
Sanación del hombre endemoniado en Gerasa (Marcos 5:1-20): Jesús se encontró con un hombre poseído por una legión de demonios. Los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en una piara de cerdos cercana. Jesús accedió, los demonios entraron en los cerdos y estos se precipitaron al mar y se ahogaron.
Sanación de la mujer con flujo de sangre (Marcos 5:25-34): Una mujer que había sufrido un flujo de sangre durante doce años tocó el manto de Jesús con fe de ser sanada. Jesús sintió que había salido poder de él y le dijo que su fe la había sanado.
Resurrección de la hija de Jairo (Marcos 5:21-43): Jairo, un líder de la sinagoga, pidió a Jesús que sanara a su hija moribunda. Antes de llegar, la niña murió. Jesús le dijo "Talita kumi", lo que significa "Niña, a ti te digo, ¡levántate!". La niña resucitó.
Sanación de dos ciegos (Mateo 9:27-31): Dos ciegos siguieron a Jesús y le pidieron misericordia. Jesús tocó sus ojos y, por su fe, fueron sanados.
Sanación del mudo endemoniado (Mateo 9:32-34): Jesús sanó a un hombre mudo poseído por un demonio. Cuando el demonio fue expulsado, el hombre comenzó a hablar.
Alimentación de los 5,000 (Mateo 14:13-21): Con cinco panes y dos peces, Jesús alimentó a una multitud de 5,000 hombres, además de mujeres y niños. Sobró suficiente para llenar doce cestas.
Caminar sobre el agua (Mateo 14:22-33): Jesús caminó sobre el agua del Mar de Galilea para acercarse a sus discípulos en una barca. Pedro también caminó sobre el agua hacia Jesús, pero comenzó a hundirse cuando dudó y Jesús lo rescató.
Sanación de la hija de la mujer sirofenicia (Marcos 7:24-30): Una mujer sirofenicia pidió a Jesús que expulsara el demonio de su hija. Jesús elogió su fe y, a distancia, sanó a la niña.
Sanación de un sordo y mudo (Marcos 7:31-37): Jesús sanó a un hombre sordo y tartamudo en Decápolis, colocando sus dedos en los oídos del hombre y tocando su lengua, diciendo "Effatá", que significa "Ábrete".
Alimentación de los 4,000 (Mateo 15:32-39): Jesús alimentó a una multitud de 4,000 personas con siete panes y unos pocos peces. Sobró suficiente para llenar siete cestas.
Sanación del ciego de Betsaida (Marcos 8:22-26): Jesús sanó a un hombre ciego en Betsaida, aplicando saliva en sus ojos y tocándolos dos veces para restaurar completamente su visión.
Sanación del hombre ciego de nacimiento (Juan 9:1-12): Jesús sanó a un hombre ciego de nacimiento aplicando barro hecho con su saliva y diciéndole que se lavara en la piscina de Siloé. El hombre volvió viendo.
Sanación del joven lunático (Mateo 17:14-21): Jesús sanó a un joven que sufría convulsiones y era poseído por un demonio, ordenando al demonio que saliera.
Sanación de un hombre con hidropesía (Lucas 14:1-6): Jesús sanó a un hombre con hidropesía en la casa de un fariseo en el día de reposo, desafiando las normas de la época.
Sanación de diez leprosos (Lucas 17:11-19): Jesús sanó a diez hombres que sufrían de lepra, diciéndoles que se mostraran a los sacerdotes. Solo uno, un samaritano, regresó para dar gracias.
Sanación del ciego Bartimeo (Marcos 10:46-52): Bartimeo, un hombre ciego, clamó a Jesús en Jericó. Jesús le preguntó qué quería y Bartimeo respondió que quería ver. Jesús lo sanó por su fe.
Resurrección de Lázaro (Juan 11:1-44): Jesús resucitó a Lázaro, quien había estado muerto cuatro días, llamándolo fuera de su tumba. Este milagro reforzó la fe de muchos testigos.
Sanación de Malco (Lucas 22:50-51): Durante la detención de Jesús, Pedro cortó la oreja de Malco, un siervo del sumo sacerdote. Jesús tocó la oreja de Malco y la sanó.
La resurrección de Jesús (Mateo 28:1-10, Marcos 16:1-8, Lucas 24:1-12, Juan 20:1-18): Tres días después de su crucifixión, Jesús resucitó de entre los muertos. Se apareció a María Magdalena, a sus discípulos y a otros seguidores, demostrando su victoria sobre la muerte y su divinidad.
Cada uno de estos milagros no solo mostró el poder divino de Jesús, sino que también subrayó su compasión y su misión de traer salvación y sanación a la humanidad.